Ah, el sándwich de lomito. En Turquía tienen un kebab; en Inglaterra, bueno, también tienen el kebab; en Estados Unidos es una hamburguesa. En Argentina, es el lomito. Es la comida rápida para llevar, absorbe el alcohol, es una comida reconfortante a la hora del almuerzo y es un clásico.
Es, en esencia, un sándwich de carne – pero un sándwich de carne en el extremo. Incluso los más básicos llevan una fina loncha de lomo, tomate, lechuga, cebolla, chimichurri (una salsa picante), mayonesa y un huevo frito. Sí, un huevo frito. Ah, y algo de jamón. Jamón y queso fundido. Y dos trozos de pan.
A estas alturas, habrás perdido la voluntad de intentar siquiera contener todos los ingredientes, a pesar del ligero tostado que recibe. Si el contenido no está goteando de su codo en 30 segundos, usted ha sido engañado por un producto inferior. Aquí hay un vídeo de cómo se hace uno, con una banda sonora de cumbia muy apropiada: si en el lugar donde lo compras no está sonando cumbia, oficialmente no es auténtico.
La belleza del sándwich es que siempre está abierto a la innovación. De vez en cuando, puedes encontrar algún revolucionario (los tradicionalistas querrán mirar hacia otro lado ahora) que le ha puesto carne de cerdo en lugar de bistec, un favorito en el vecino Chile. Una vez, incluso vi una rodaja de berenjena, pero prefiero no hablar de ello.
El lomito no es para los débiles de corazón. Pero para una población a la que le dieron costillas de ternera cuando le salieron los dientes y que se ha pasado el resto de su vida comiendo carne (al menos una vez al día), no es ningún problema. El pueblo argentino parece tener un metabolismo diseñado para el lomito. De hecho, para ellos es sólo un bocadillo. Pero también es un alimento reconfortante y, en algunos casos, una pasión -hay incluso una página de Facebook dedicada a esta obra maestra culinaria.
El lomito es el rey de los bocadillos de comida rápida. Está por encima del choripán y del morcipán, tanto en precio como en altura. Dice «viernes»; dice «qué demonios, la vida es buena, me voy a tomar un lomito».
¿Pero dónde conseguir estas delicias epicúreas? Esto, al igual que el kebab, parece estar inversamente relacionado en calidad con la salubridad del establecimiento que lo vende. Algunos restaurantes de lujo han intentado hacerla más elegante, pero es probable que la deconstruyan y la sirvan con una «espuma de mayonesa». Los mejores lugares para conseguir un lomito están en los carros repartidos por Buenos Aires, y hay un lugar en particular al que casi todos los porteños te dirigirán cuando preguntes por el mejor lomito (¡sólo pruébalo!): la Costanera Sur.
Alguien disfrutando de un ‘lomito completo’. Parece abundante… – Fotografía de Oskari Kettunen
La Costanera Sur es una amplia explanada entre Puerto Madero y la Reserva Ecológica Costanera Sur. Suele estar muy concurrida, y en las tardes de los fines de semana y los días cálidos se llena de corredores, patinadores, personas que toman el sol y, muy a menudo, bandas de cumbia de los barrios marginales que tocan por unos pocos pesos. Todo el mundo bebe mate. También está salpicada de furgonetas de lomitos llamadas carritos. Es lo que se hace: dar un paseo, comer un lomito, beber una cerveza.
El otro lugar para conseguir buenos lomitos probablemente requiera la guía de un local, pero eso es alrededor de la estación de Retiro. Esta estación, frenéticamente concurrida, tiene todo tipo de restaurantes y bares baratos, y es el lugar al que hay que ir si alguna vez se pronuncian palabras como «Buenos Aires es bastante europea». Es un duro recordatorio de que Buenos Aires está en América Latina. Es lo más cercano al Buenos Aires en el que vive la mayoría de la gente, sin dejar de estar en el centro. A mí me encanta Retiro, pero la mayoría lo odia. De cualquier manera, tiene los lomitos más baratos de la ciudad.
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