AlimentaciónEditar

Como hadrosáurido, el Lambeosaurus era un gran herbívoro bípedo/cuadrúpedo que se alimentaba de plantas. Tenía un cráneo sofisticado que permitía un movimiento de trituración como el de los mamíferos al masticar. Sus dientes se reemplazaban continuamente y se agrupaban en baterías dentales que contenían cada una más de 100 dientes, de los cuales sólo un puñado relativo estaba en uso en cualquier momento.

Utilizaba su pico para cosechar material vegetal, que se mantenía en las mandíbulas por un órgano parecido a una mejilla. Se alimentaba desde el suelo hasta unos 4 metros de altura.

Los Lambeosaurinos tienen picos más estrechos que los hadrosaurinos, lo que sugiere que el Lambeosaurus y sus parientes podían alimentarse de forma más selectiva que sus homólogos de pico ancho y sin cresta.

Cresta cranealEditar

Una restauración de la vida de L. magnicristatus de cresta alta

Al igual que otros lambeosaurinos como Parasaurolophus y Corythosaurus, Lambeosaurus tenía una cresta distintiva en la parte superior de su cabeza. Su cavidad nasal atravesaba esta cresta, haciéndola en su mayor parte hueca. Se han hecho muchas sugerencias sobre la función o funciones de la cresta. Entre ellas, albergar glándulas salinas, mejorar el sentido del olfato, utilizarla como esnórquel o trampa de aire, actuar como cámara de resonancia para emitir sonidos o ser un método para que diferentes especies o diferentes sexos de la misma especie se reconozcan entre sí. Las funciones sociales como la emisión de ruidos y el reconocimiento se han convertido en la más aceptada de estas hipótesis.

El gran tamaño de los ojos de los hadrosáuridos y la presencia de anillos escleróticos en los ojos implican una visión aguda y hábitos diurnos, evidencia de que la vista era importante para estos animales. El sentido del oído de los hadrosáuridos también parece ser fuerte. Hay al menos un ejemplo, en el afín Corythosaurus, de un estribo delgado en su lugar, que combinado con un gran espacio para un tímpano implica un oído medio sensible. La parte auditiva del oído interno estaba bien desarrollada. Si se utilizaba como un aparato para hacer ruido, la cresta también podría haber proporcionado diferencias reconocibles para diferentes especies o sexos, porque las diferentes disposiciones de los conductos nasales correspondientes a las diferentes formas de la cresta habrían producido diferentes sonidos.

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