10 de septiembre de 2020JPEG
Meses antes de que el hielo marino del Ártico alcanzara su extensión mínima anual para 2020, el manto de hielo flotante ya se había alejado de la costa siberiana. El hielo estacional acabará volviendo, pero a mediados de septiembre, el agua dulce del interior seguía fluyendo sin obstáculos hacia el Mar de Laptev.
El resultado es una colorida mezcla de materia orgánica disuelta y sedimentos que ayudan a trazar las corrientes y remolinos del agua, que de otro modo serían invisibles. El espectrorradiómetro de imágenes de resolución moderada (MODIS) del satélite Aqua de la NASA adquirió esta imagen en color natural el 10 de septiembre de 2020.
Algunos de los colores marrones y verdes son el resultado de la materia orgánica -restos de hojas, ramas y turba- disuelta en el agua del río y arrastrada al mar. Los ríos también arrastran sedimentos en suspensión, lo que aumenta la paleta de colores. Los patrones detallados en el Mar de Laptev son reales, pero ciertos matices y tonos en los datos han sido separados y filtrados para que los sedimentos y la materia orgánica disuelta destaquen.
El fitoplancton también podría estar presente en medio del color. Las muestras recogidas durante un estudio de campo de 2015 mostraron que las diatomeas eran abundantes a principios de septiembre en las capas superiores del mar, sobre todo en las zonas en las que el agua de mar había sido refrescada por la descarga del río Lena. Los investigadores también encontraron especies de dinoflagelados y algas verdes en el agua.
Los ríos Lena, Ob y Yenisei representan en conjunto alrededor de la mitad del agua dulce que se suministra al Océano Ártico cada año. El agua dulce de los ríos y de otras fuentes es importante para el ecosistema y para la formación de hielo marino, pero también tiene el potencial de afectar a los patrones de circulación del océano y al clima.
Los científicos han estado investigando cómo las plumas de agua dulce se mueven por el Océano Ártico y se mezclan con el agua del mar. También están estudiando el efecto de los cambios que se producen tierra adentro. La erosión de los depósitos de permafrost libera grandes cantidades de carbono y nitrógeno en el río Lena y en el Océano Ártico, afectando a los ecosistemas y añadiendo gases de efecto invernadero a la atmósfera.
Imagen de la NASA por Norman Kuring/NASA’s Ocean Color Web, utilizando datos MODIS de NASA EOSDIS/LANCE y GIBS/Worldview. Historia por Kathryn Hansen.