Primero, RECONÓCELO. Los adultos tienen la costumbre de decir «pequeñas» mentiras. Cuando tu compañero de trabajo te pregunta si puedes ir a su evento, dices que estás enfermo. En realidad, finalmente tienes un descanso y quieres ponerte al día con Netflix. Parece poca cosa, pero acomodarse demasiado a contar pequeñas historias lleva a una vida de encubrimiento de tus verdades y a tratar de mantener tu historia recta. Mark Twain lo dijo mejor: «Si dices la verdad, no tienes que recordar nada».
Hoy en día nadie anda con mucho tiempo libre. No pasa nada por decir: «He tenido una larga semana y esta noche me quedo en casa. Nos vemos la próxima vez». Estás siendo honesto y los demás te respetarán por ello.
Esto trae a colación la integridad y la lealtad. Si tu hijo quiere jugar con su tableta, pero tiene un partido de baloncesto en el que sus compañeros cuentan con él, mantén tu compromiso. Este tipo de responsabilidad será mejor para ambos a largo plazo y demostrará a los demás que es fiable. Reconozca cuándo está faltando a la verdad en sus relaciones y recuerde que su palabra y sus acciones son oro. Comience a desenredar esa red de mentiras.
A continuación, ACEPTE. Simple y llanamente: los niños NO dicen la verdad cuando tienen miedo de las consecuencias. Saben que están equivocados. Tener el valor de enfrentarse a las consecuencias de sus acciones y asumir la responsabilidad cuando tienen que rendir cuentas son los secretos de un estilo de vida más honesto. Ahora mismo, se trata de esconder las tarjetas UNO. Un día, puede ser algo más grande. Quiero que mi hija sepa que, sea lo que sea, puede hablar conmigo y, juntas, lo superaremos.
Cuando dices la verdad, la gente te respeta más. Acepta que no puedes cambiar el pasado, pero puedes abrazar un futuro mejor.
La verdad duele. Todos necesitamos vivir una vida en la que haya un poco de incomodidad. A la larga, causará mucho menos dolor.
Ahora, tenemos la parte más difícil. Tenemos que EXPRESARLO. Sí, hay una forma muy literal de expresar tu honestidad, y es decir la VERDAD. Esto significa ser honesto contigo mismo, con tus seres queridos e incluso con los desconocidos.
(¡Atención! Estamos a punto de profundizar aquí.) Si sientes que mientes más que no, entonces es hora de evaluar tus relaciones y cómo las ves. Si no puedes ser sincero con las personas que más significan para ti, es hora de echar un vistazo profundo a tu interior y encontrar la raíz del problema.
No importa tu edad, es hora de empezar a vivir una vida más honesta. Inculca la honestidad desde el principio a tus hijos, y no tengas miedo de practicarla más tú. Ten en cuenta que los ojos pequeños miran y los oídos pequeños escuchan. Sé un ejemplo.
Puede sonar a tópico, pero la verdad os hará libres.
Confía en mí.