El agua es una presencia constante y omnipresente en la vida de los pueblos de las islas, y el océano Pacífico era uno especialmente rico, que concedía la vida a quienes acudían a él para alimentarse.
Los archipiélagos repartidos por la inmensidad del Océano Pacífico tenían diferentes características geográficas, que incidían profundamente en la forma de vida de sus habitantes, en sus tradiciones y en sus tatuajes.
Donde el océano era fácilmente accesible, y con él sus recursos, la gente lo consideraba como un segundo hogar, dador de vida, como en Samoa y Fiji por ejemplo, donde los tatuajes eran más claros y simétricos.
Donde las islas eran más escarpadas y sin protección de las olas oceánicas, la pesca era más dura y peligrosa, lo que llevaba a los clanes a luchar entre sí por los mejores caladeros. En consecuencia, los tatuajes eran más oscuros, asimétricos y ricos en elementos relacionados con la guerra.
Otra prueba de lo importante que era el océano y sus características para la supervivencia se ha observado en los tatuajes Sikayana y Ontong, que en realidad parecen replicar en los hombros y a lo largo de los brazos la estructura y las características del océano que rodea las islas, siendo más oscuros donde la costa se sumerge más en el océano, y más claros donde las aguas poco profundas y las arenas rodean los atolones.
Tatuajes tradicionales de Yap
Se cree que las zonas oscuras simbolizan las aguas profundas y las zonas más claras son para las aguas poco profundas y los bancos de arena.
Múltiples motivos de peces repartidos por todo el tatuaje parecen confirmar la estrecha relación entre el tatuaje y el océano.
Supuestamente muestran la pertenencia a grupos específicos al representar islas concretas.
Las olas, como símbolo del agua y del océano, pueden representar el cambio y la continuidad a través del cambio (como las olas, que nunca son las mismas y, sin embargo, nunca dejan de lavar rítmicamente la orilla).
Nadar o remar contra las olas puede ser duro, y las olas contrarias se utilizan en los tatuajes tahitianos para mostrar las adversidades, mientras que las olas favorables son símbolos de cambios positivos.
El océano es también un lugar de descanso, y los maoríes creían que todos sus muertos partían desde el punto más septentrional de Aotearoa, el Cabo Reinga, de vuelta a Hawaiki, a la tierra de sus antepasados.
En este sentido, las olas también pueden simbolizar el lugar de descanso, el viaje y la tradición.
Los diseños maoríes utilizan un patrón llamado ngaru (olas) que reproduce las ondas causadas por la canoa al cortar el agua para simbolizar la velocidad y el viaje.
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