Ahora que se dispone de agentes antimicrobianos y tóxicos celulares, los pacientes con enfermedad crónica mortal sobreviven más tiempo que antes. Sin embargo, su mal estado general, junto con los cursos repetidos de antibióticos, predispone a una mayor incidencia de moniliasis.

El microorganismo causante de esta enfermedad (Candida albicans) rara vez, o nunca, se encuentra en la piel normal. Es un habitante común del tracto gastrointestinal, donde no suele causar síntomas. Cuando la resistencia del huésped disminuye, y la virulencia relativa del organismo aumenta quizás por los antibióticos, la infección se manifiesta, produciendo las diversas características clínicas de la candidiasis. La enfermedad, sin embargo, puede ser primaria cuando el organismo, por alguna razón oscura, se vuelve más virulento y ataca al huésped. El examen microscópico directo del material de la lesión puede revelar el hongo similar a la levadura, que se cultiva fácilmente en dextrosa, harina de maíz o agar Nickerson, y se identifica fácilmente. Las pruebas cutáneas (oidiomicina) han sido de poca ayuda como procedimiento diagnóstico (6).

Los lugares comunes de infección son la boca, la piel, la vagina y el tracto respiratorio. La infección esofágica es una forma inusual pero importante de la enfermedad, que produce hallazgos roentgenográficos bastante característicos y puede confirmarse fácilmente mediante estudios miocológicos.

En el paciente crónicamente enfermo y debilitado con un inicio repentino de disfagia, es importante que se considere la posibilidad de una esofagitis monilial. Si no se trata, la enfermedad puede ser progresiva y contribuir al rápido deterioro y muerte del paciente. Reconocida y tratada a tiempo, es relativamente inocua y los síntomas se alivian fácilmente. Aunque la infección esofágica puede extenderse desde la boca, puede ocurrir sin ninguna evidencia de muguet o moniliasis en otros lugares.

La moniliasis esofágica se manifiesta por la aparición bastante repentina de una deglución dolorosa y difícil en un paciente con antecedentes de una enfermedad debilitante, infecciones repetidas, leucopenia y tratamientos intermitentes o sostenidos con antibióticos y hormonas esteroides. La disfagia es progresiva y es posible que en breve el paciente sólo pueda tomar líquidos. En presencia de moniliasis oral puede haber dolor de boca asociado. Con la instauración de una terapia específica al principio del curso se ha producido una marcada reversión de los síntomas. En un plazo de cuarenta y ocho a setenta y dos horas, el dolor al tragar disminuye y el paciente puede volver a comer.

Los hallazgos roentgenográficos de la deglución de bario son bastante característicos. La parte afectada del esófago muestra irritabilidad y espasmo. La mucosa tiene un peculiar aspecto granular y empedrado, que puede limitarse a un segmento del esófago o extenderse por toda su longitud (Figs. 1 y 2). Este aspecto se debe a un revestimiento pseudomembranoso, formado por Monilia y restos.

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