Las infecciones de la piel debidas a la irritación o a la reacción alérgica del pigmento son una posible complicación del microblading.

Es normal tener algo de dolor y molestias durante el procedimiento, y es posible que sienta un ligero escozor residual después. No es normal tener un dolor intenso en la zona afectada una vez que salga de la consulta de su técnico. Debe prestar mucha atención a la zona microperforada para ver si se hincha o se eleva. Cualquier signo de secreción amarillenta o enrojecimiento excesivo podría ser una señal del comienzo de una infección.

Si la zona se hincha, sigue formando costras después de dos semanas o empieza a perder pus, debe acudir al médico inmediatamente. Una infección en la zona de las cejas es especialmente preocupante si llega al torrente sanguíneo, porque la zona está muy cerca de los ojos y el cerebro. Las personas que estén embarazadas, que sean propensas a los queloides o que se hayan sometido a un trasplante de órganos deben evitar por completo el microblading. También debe tener cuidado si tiene un hígado comprometido o una condición viral como la hepatitis.

Lo más importante que puede hacer para prevenir una infección de microblading es investigar a su técnico. No todos los estados requieren que el técnico tenga una licencia. Usted debe preguntar si tienen licencia y para ver la licencia. Si no tienen licencia, solicita ver su licencia profesional o la inspección del departamento de salud. La presencia de cualquiera de estos hace más probable que sea un proveedor legítimo.

La herramienta utilizada para el procedimiento de microblading debe ser siempre un instrumento desechable de un solo uso. Si no ve a su técnico de microblading abrir uno nuevo a la hora de su cita, ¡no dude en levantarse e irse!

Aunque el microblading se considera generalmente tan seguro como otras formas de tatuaje, hay poca investigación médica o estudios clínicos que lo respalden.

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