Nacido en 1876 en Cádiz, la histórica ciudad portuaria situada en el extremo sur de Andalucía, Manuel de Falla es el mayor compositor español de este siglo. Su educación musical formal comenzó con clases de piano, y cuando Falla tenía veinte años su familia se trasladó a Madrid, donde estudió con el distinguido profesor José Tragó. Luego pasó a estudiar composición con Felipe Pedrell, el maestro y académico que lideró el renacimiento de la música española que tuvo lugar a finales del siglo XIX.
En 1904 la ópera en un acto La vida breve de Falla ganó el concurso de composición de la Real Academia de Bellas Artes y al mismo tiempo obtuvo un prestigioso premio de piano organizado por los pianistas Ortiz y Cussó. En 1907 logra su viejo anhelo de viajar a París, donde es recibido por Ravel, Debussy (con quien ya se había carteado) y, sobre todo, por Paul Dukas. Completó varias obras de cámara y comenzó a trabajar en Noches en los jardines de España antes de que el estallido de la guerra en 1914 le obligara a regresar a su país natal.
Dos años más tarde, Diaghilev le pidió que escribiera una obra para el Ballet Ruso y, en respuesta, compuso un juego de mímica en dos cuadros, El corregidor y la molinera, que, con algunas revisiones posteriores, se convirtió en El sombrero de tres picos, y se produjo con gran éxito en Londres en 1919, con coreografía de Massine y diseños de Picasso.
Tras la muerte de sus padres en 1919 se instaló en Granada, donde permaneció hasta el final de la Guerra Civil (1939), y compuso varias de sus obras más importantes, como El retablo de maese Pedro, Psyché y Concerto per clavicembalo. Después se trasladó a Argentina y allí trabajó hasta su muerte en 1946, pocos días antes de cumplir 70 años, dejando inconcluso el vasto oratorio Atlántida.