El sufragio y más allá
El 19 de septiembre de 1893 el gobernador, Lord Glasgow, firmó una nueva Ley Electoral. Como resultado de esta legislación histórica, Nueva Zelanda se convirtió en el primer país autónomo del mundo en el que las mujeres tenían derecho a votar en las elecciones parlamentarias.
En la mayoría de las demás democracias -incluyendo Gran Bretaña y Estados Unidos- las mujeres no obtuvieron el derecho al voto hasta después de la Primera Guerra Mundial. El liderazgo mundial de Nueva Zelanda en el sufragio femenino se convirtió en una parte central de nuestra imagen como «laboratorio social» pionero.
Ese logro fue el resultado de años de esfuerzo de los activistas del sufragio, liderados por Kate Sheppard. En 1891, 1892 y 1893 recopilaron una serie de peticiones masivas para que el Parlamento concediera el voto a las mujeres. En los últimos años, la contribución de Sheppard a la historia de Nueva Zelanda ha sido reconocida en el billete de 10 dólares.
Hoy en día, la idea de que las mujeres no podían o debían votar es completamente ajena a los neozelandeses. Tras las elecciones de 2017, el 38% de nuestros diputados son mujeres, frente al 9% de 1981. A principios del siglo XXI, las mujeres han ocupado cada uno de los cargos constitucionales clave del país: primer ministro, gobernador general, presidente de la Cámara de Representantes, fiscal general y presidente del Tribunal Supremo.