Aunque las innovaciones médicas han progresado de forma espectacular a lo largo del siglo anterior, los últimos 20 años en concreto han dado lugar a avances monumentales que han aumentado sustancialmente los estándares de atención médica y han mejorado la salud global en general. En este artículo, describimos lo que creemos que son las cuatro innovaciones médicas más significativas de los últimos 20 años.
Historias clínicas electrónicas (HCE)
Es difícil de creer en una era tan moderna, pero hace apenas una década, menos del 18 por ciento de los proveedores médicos utilizaban historias clínicas electrónicas. En el discurso sobre el estado de la Unión que pronunció el presidente George W. Bush en enero de 2004, afirmó que «al informatizar las historias clínicas, podemos evitar peligrosos errores médicos, reducir los costes y mejorar la atención».1
No se trataba en absoluto de una exageración; de hecho, puede que no fuera una afirmación lo suficientemente contundente. Antes de las HCE, los historiales en papel provocaban ineficiencias, errores médicos y hospitalizaciones innecesarias porque los proveedores a menudo desconocían la existencia de medicamentos contradictorios o de enfermedades previamente diagnosticadas. Un informe del Instituto de Medicina indicaba que una de cada siete hospitalizaciones es consecuencia de la falta de información clínica, un problema común con los historiales en papel.2
Hoy en día, casi el 80% de los proveedores de servicios médicos utilizan la HCE, un salto importante y espectacular con respecto a hace tan sólo 10 años.3
Terapia farmacológica combinada contra el VIH
En los años 80 y principios de los 90, contraer el virus del VIH solía conllevar una esperanza de vida de apenas unos meses que consistía en múltiples hospitalizaciones y la necesidad de asistencia médica constante.4 Justo después de que la FDA aprobara la terapia antirretroviral (ART) en 1995, la tasa de mortalidad por el VIH y las enfermedades relacionadas se redujo nada menos que un 83%.
La terapia para los diagnosticados de VIH/SIDA sigue evolucionando, y muchas de ellas ayudan ahora a prevenir la transmisión del virus. En la actualidad, se espera que las personas diagnosticadas vivan 50 años más o más que las que padecían la enfermedad hace tan sólo unos años.4
Cirugía mínimamente invasiva
Aunque los primeros experimentos de examinar a un paciente internamente y realizar procedimientos con lesiones mínimas comenzaron en tiempos de Hipócrates y progresaron con la invención del Lichtleiter a principios del siglo XIX,5 la cirugía mínimamente invasiva evolucionó drásticamente con la introducción de la robótica moderna en el quirófano en 1994.
Desde entonces, los procedimientos que antes eran increíblemente invasivos y requerían largas estancias en el hospital y un mayor tiempo de recuperación se realizan ahora con cirugías mínimamente invasivas de forma ambulatoria. En la actualidad, los consumidores de servicios sanitarios pueden elegir entre diferentes procedimientos quirúrgicos realizados mediante cirugía robótica o endoscópica (no robótica), lo que se traduce en tiempos de recuperación mucho más cortos, menos dolor y una reducción drástica de las cicatrices.5
Tecnología de inyección sin aguja
Cuando se desarrolló inicialmente la tecnología de jeringuillas hipodérmicas en 1853, ayudó a aumentar las tasas de vacunación y a tratar mejor las enfermedades mediante la administración de medicamentos de forma mucho más precisa. Aunque fue innovadora hace 150 años, la tecnología hipodérmica no ha evolucionado.6 La aguja y la jeringa fueron una innovación que marcó un hito en su época, pero cuando se utilizan de forma inadecuada pueden transmitir enfermedades e incluso provocar la muerte tanto de los proveedores de servicios médicos como de los pacientes.
Durante las décadas de 1940 y 1950, se desarrollaron por primera vez sistemas de inyección por aire sin aguja7 para ofrecer una alternativa a las jeringas hipodérmicas. Más recientemente, PharmaJet ha mejorado la tecnología de inyección por chorro añadiendo una jeringa autodesactivable para eliminar la posibilidad de contaminación cruzada. Además, el inyector no requiere una fuente de alimentación externa ni costosos cartuchos de gas. Sobre todo, la tecnología sin agujas elimina las lesiones por pinchazos y la posibilidad de reutilización de las agujas, lo que proporciona un entorno sanitario más seguro para el paciente y el personal médico.