La Huaca de la Luna, o Templo de la Luna, formaba parte de la antigua capital moche. Fue construida en el norte de Perú entre los siglos I y VIII, utilizando millones de bloques de adobe. La civilización moche desarrolló grandes complejos religiosos, o huacas, formados por sucesivos enterramientos de estructuras más antiguas rellenadas y cubiertas con ladrillos de barro o adobe. Los arquitectos moche crearon nuevas plataformas sobre las que colocaron sus nuevas construcciones, a menudo decoradas con frisos policromos. La ciudad pasó por al menos seis fases de construcción que abarcaron casi 600 años. Sus enormes plataformas estaban conectadas a cuatro plazas en varios niveles, y contaban con patios cubiertos y recintos unidos por pasillos y rampas, algunos con murales o frisos pintados en llamativos colores. Tras la caída de los Moche, las huacas fueron parcialmente ocupadas por asentamientos Chimú, pero en el siglo XV la región cayó bajo el control de los Incas. Tras la conquista española en el siglo XVI, estos lugares ceremoniales fueron abandonados y, durante los cuatro siglos siguientes, quedaron expuestos a los elementos, incluido el fenómeno de El Niño. Las estructuras de adobe se deterioraron y las plataformas superiores y los elementos superficiales se perdieron.

El trabajo duro trae el reconocimiento internacional

En 2001 nos unimos al proyecto Huaca de la Luna, inicialmente patrocinado por la Fundación Backus y otros socios locales. Aportamos fondos de contrapartida para apoyar un programa de varios años con el objetivo de conservar el sitio y desarrollar una agenda social a través del turismo cultural. El proyecto se organizó en torno a la investigación arqueológica, la conservación (incluida la formación profesional en conservación de la tierra) y la gestión del sitio. Los trabajos de conservación incluyeron la consolidación y limpieza estructural, la estabilización del color y de la superficie, el drenaje, las cubiertas protectoras, la documentación y el seguimiento de las zonas previamente excavadas y conservadas. Los trabajos posteriores incluyeron la conservación e interpretación de la fachada del templo y la plaza principal; la creación de un centro de investigación sobre arquitectura de tierra; la organización de un taller sobre cubiertas protectoras; la formación en materia de conservación; y el desarrollo de un plan de gestión integral para apoyar la inscripción de la Huaca de la Luna como Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.

En 2011 se inauguró la primera fase de un nuevo circuito turístico por la Huaca de la Luna. El circuito incluye una red de pasarelas para que los visitantes puedan acercarse a la frágil estructura de adobe. Además de nuestra ayuda, el proyecto ha contado con numerosos apoyos privados y públicos, como Backus, el Patronato Huacas del Valle de Moche y la Universidad Nacional de Trujillo.

Las equilibradas estrategias de excavación, conservación e interpretación aplicadas en este importante sitio precolombino han incrementado el turismo local e internacional, aportando desarrollo económico y oportunidades de empleo a las comunidades locales. Como modelo de integración de la arqueología, la conservación y el desarrollo turístico sostenible, la Huaca de la Luna ha recibido el reconocimiento internacional: fue nombrada uno de los diez sitios mejor gestionados de Iberoamérica por la Secretaría de Turismo de España y recibió el IV Premio Reina Sofía de Conservación y Restauración en 2006.

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