La formación de aguas profundas a finales del invierno en los mares nórdicos al norte de Islandia y en el mar del Labrador, entre las costas de Groenlandia y Canadá, produce aguas profundas frías y bien ventiladas. Junto con los vientos locales, este suministro de agua profunda recién formada alimenta una circulación global de gran importancia para el clima de la Tierra.
Cuando las aguas más cálidas de la parte oriental del Atlántico Norte son empujadas hacia el norte, las aguas más frías se desplazan a grandes profundidades, donde forman una rama de la cinta transportadora global conocida como Circulación Meridional de Vuelco del Atlántico (AMOC). Esta circulación transporta el calor de los trópicos al Atlántico Norte y calienta constantemente la atmósfera. La circulación puede alterar profundamente los patrones climáticos en el Atlántico Norte, pero también influye en los monzones africanos y en los huracanes norteamericanos. La formación de aguas profundas absorbe grandes cantidades de dióxido de carbono y contrarresta así parte del calentamiento global.
Desde hace unos 17 años, los científicos del GEOMAR miden la fuerza de la Corriente Límite Occidental Profunda (DWBC), que fluye a grandes profundidades frente a las costas de Groenlandia y Labrador. Anteriormente, pocos sistemas de vigilancia oceánica medían sistemáticamente el transporte de agua que se extiende desde la superficie hasta el fondo marino.
Usando los datos de GEOMAR, Zantopp et al. evaluaron los transportes, la temperatura del agua y la densidad aproximadamente a 53°N de la costa de Labrador. Los datos proceden de un observatorio oceánico que consta de cinco estaciones fijas instaladas entre 1997 y 2014. Combinando estos datos con las observaciones de 13 estudios hidrográficos realizados a bordo de sus buques de investigación, el equipo caracterizó las corrientes que se extienden hasta 50 metros del fondo, una imagen mucho más profunda y mejor resuelta que la que habían logrado estudios anteriores.
Su análisis reveló varias sorpresas. Aunque el flujo de salida más profundo y cercano al fondo de la DWBC tiende a ser más estable que las corrientes de nivel medio, por ejemplo, el equipo descubrió que este flujo de salida profundo, frío y denso varía con un período de aproximadamente 10 años, en fase con la Oscilación del Atlántico Norte (NAO), un fenómeno climático que afecta fuertemente al tiempo en Europa occidental. Esta variabilidad de la Corriente Limítrofe Profunda del Oeste podría ser un vínculo importante entre la NAO y la AMOC, señalaron.
Entender cómo interactúan estas corrientes con otros procesos relevantes para el clima es vital para predecir el cambio climático futuro. Las pruebas presentadas por los autores sugieren que estas fluctuaciones a largo plazo están causadas por cambios casi decenales en el campo de vientos más que por eventos de convección impulsados por la flotabilidad. Incluso los cambios centenarios del AMOC de hasta un 30%, sugeridos por algunos modelos climáticos, pueden ser difíciles de detectar a la luz de las grandes y prolongadas fluctuaciones de transporte señaladas. (Journal of Geophysical Research:Oceans, https://doi.org/10.1002/2016JC012271, 2017)
-Emily Underwood, escritora independiente