Alvar Nuñez Cabeza de Vaca

España

1510 ~ 1554

LibroCarta al Emperador, dándole cuenta de la expedición a la Provincia de Quivira, y de la inexactitud de lo referido por fray Marcos de Niza, acerca de aquel país.

Las siete ciudades de Cíbola y Quivira

LibroNaufragios

Francisco Vázquez de Coronado, nació en Salamanca, España en 1510.

Llegó al virreinato de la Nueva España acompañando al primer virrey Don Antonio de Mendoza, en 1535.

Códice Mendoza

Ampliar imagenCoronado entra en Hawikuh, pueblo de los Zuni en busca de oro. Ilustración de W. Langdon Kihn, publicada en The National Geographic Magazine, Noviembre de 1940.

Vázquez de Coronado se distinguió por su habilidad para pacificar a los nativos y así en 1538 fue nombrado gobernador de la Audiencia de la Nueva Galicia en sustitución del primer gobernador de la provincia Nuño Beltrán de Guzmán. En calidad de gobernador apoyó a Fray Marcos de Niza a explorar el norte de México en misión que le había conferido el virrey Antonio de Mendoza.

En 1528 naufragó en las costas de Florida la expedición encabezada por Pánfilo de Narváez. De ella hubo cuatro sobrevivientes, que atravesaron a pie y durante ocho años el suroeste de los Estados Unidos y norte de México hasta llegar a Culiacán Sinaloa, lugar en donde encontraron una villa española. De esa expedición, Álvar Núñez Cabeza de Vaca escribió una narración titulada «Naufragios». En ella describe sus aventuras y las de sus tres compañeros: Alonso del Castillo, Andrés Dorantes de Carranza y un esclavo llamado Esteban (Estebanico).

Con esos antecedentes fue enviado el fraile Marcos de Niza en un viaje exploratorio; éste regresó hablando de las riquezas de siete ciudades de oro llamadas Cíbola, de las cuales había oído hablar en su viaje. Esto despertó el interés de Coronado, que decidió partir en busca de esa mítica ciudad.

La Expedición

La expedición se puso en marcha el 23 de febrero de 1540 con 336 soldados españoles, cuatro sacerdotes (incluido Fray Marcos), varios cientos de aliados indios mexicanos y 1.500 cabezas de ganado.

Además de la expedición que partió por tierra desde Compostela Nayarit, en aquellos días capital de la provincia llamada reino de la Nueva Galicia, se hicieron acompañar por navíos que les seguían por mar al mando de Fernando de Alarcón, quien llevaba las provisiones y otra más pequeña por tierra organizada por García López de Cárdenas, quien descubriría el Cañon del Colorado.

Después de llegar a Culiacán, Coronado y 100 de sus soldados marcharon delante del ejército principal, que iba más lento, alcanzando Háwikuh el 7 de julio de 1540, la primera de las míticas Ciudades de Cíbola. En vez de una ciudad próspera, encontraron un pueblo con una construcción de piedra y lleno de indios listos para la guerra. Tras un corto período de negociaciones sin éxito, los españoles atacaron y obligaron a los indios a dejar el lugar. El pueblo, bien provisto de provisiones, se convirtió en el cuartel general de Coronado hasta noviembre de 1540. A Fray Marcos, cuyos cuentos habían provocado tantas esperanzas de fortuna, se le envió a la Ciudad de México en un ambiente de resentimiento creciente.

Los grupos de Coronado se volvieron a reunir y pasaron el invierno en Tiguex cerca de la ciudad de Santa Fe Nuevo México, a orillas del Río Grande.

La expedición fue atacada varias veces por los nativos, pero las fuerzas de Vázquez de Coronado las repelieron con éxito.

En la primavera de 1540 la expedición se internó hasta el cañón de Palo Duro Texas en busca de oro, allí dejó Coronado la mayor parte de sus hombres y continuó a caballo con treinta expedicionarios en búsqueda de otro mito, la ciudad de Quivira, supuestamente llena de riquezas.

ExpediciónDurante la expedición había encontrado un indio pawnee, Xabel, al que llamó «El Turco», que le habló de Quivira, un rico país al noroeste. Decidió ir en busca de Quivira, tomando al Turco como guía. Atravesó la pradera y prosiguió su marcha hacia el norte. Encontró un pequeño pueblo cerca del actual Lindsborg, Kansas. La desilusión se repitió: Los indios Quivira, después conocidos como Wichita, no disponían de ninguna riqueza; su poblado era de cabañas con techo de paja y ni siquiera tenían joyas de oro.

Xabel, que finalmente confesó que la historia de Quivira era una conspiración de los indios para inducir a la tropa a las llanuras con la esperanza de que murieran de hambre, fue ejecutado.

Coronado volvió a Tiguex, donde lo esperaba el grueso de sus tropas. Allí pasó otro invierno.

Con sus sueños de fama y riqueza destrozados, llevó a sus hombres de regreso a la Ciudad de México en la primavera de 1542. Aunque desprestigiado, retomó su puesto como gobernador de Nueva Galicia hasta 1544, el Virrey Mendoza lo había recibido con frialdad, e iniciado proceso por haber abandonado la expedición que se le había encargado.

Después se retiró a la Ciudad de México, donde murió el 22 de septiembre de 1554, relativamente desconocido, sin saber que había asentado las bases para la exploración del «oeste americano». La religión indígena se transformó e incorporó las enseñanzas de los sacerdotes que lo acompañaron y él llevó en su regreso el conocimiento de la gente y de la tierra del norte, lo cual permitió que exploradores y misioneros españoles colonizaran el suroeste.

Su sobrino Juan Vázquez de Coronado (1523-1565) llevó a cabo la conquista de Costa Rica y se distinguió por sus procederes humanitarios. Felipe II le concedió en 1565 el título hereditario de Adelantado de Costa Rica, que ostentaron sus descendientes hasta 1823.

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