Javier Fiz Pérez – publicado el 25/11/17
En las relaciones románticas, la dependencia emocional es un trastorno de la personalidad con profundas raíces.
La dependencia emocional es un trastorno de la personalidad en el que una persona con baja autoestima busca constantemente la seguridad en otras personas, o en factores externos, sin confiar en sus propios criterios y recursos interiores.
La dependencia emocional comienza cuando un niño no es amado adecuadamente por las personas que más significan para él, como sus padres, hermanos u otras personas cercanas. Esta falta de amor genera una baja autoestima, un problema que tiende a crecer durante la adolescencia. En la edad adulta, el dependiente emocional recrea situaciones en las que desempeña un papel sumiso, tratando siempre de complacer a los demás para mantener el vínculo de relación a toda costa, y evitar así la aterradora perspectiva del rechazo.
La falta de autoestima desde la infancia es la principal causa de la dependencia emocional. Es el resultado de un chantaje emocional que enseña a la niña que sólo será amada tras cumplir las expectativas de sus padres o de otras personas significativas. Cualquier esfuerzo por afirmarse o mostrar su individualidad será reprobado o castigado. Se le cortan las alas y aprende rápidamente a no crear conflictos o a no molestar a sus padres si quiere obtener el afecto que necesita.
Manipulación y sentimiento de culpa
Provocar la culpa es una forma de manipular al niño para que tenga la actitud «correcta». A menudo se oye a las madres quejarse del modo en que sus hijos o maridos las decepcionan o molestan; a los padres autoritarios se les puede oír decir en un tono desproporcionado: «Cállate y haz lo que te digo» o «En esta casa se hace lo que yo te digo».
Fallos en la construcción de la autoestima
La autoestima del niño, y su capacidad de estar solo, se construye a través del reflejo, o el espejo, de la confianza que sus padres depositan en él. Un niño puede tener fallos durante esta etapa porque sus padres le dan mensajes contradictorios sobre sus capacidades; es incapaz de interiorizar esas cualidades y necesita un adulto a su lado para sentirse seguro.
Los episodios de pasión, indiferencia, abuso y manipulación son manifestaciones de patrones psicológicos desordenados, o incluso patológicos.
Como humanos, tendemos a buscar y reproducir lo que nos es familiar, lo que hemos visto desde nuestra más tierna infancia. Son patrones de comportamiento aprendidos en la infancia que dejan una profunda huella en cada ser humano.
Por eso, es un gran error confundir el amor con la dependencia y las relaciones tóxicas. Esto puede ocurrir, sobre todo, cuando la autoestima de una persona es baja, y busca la aceptación y el amor de los demás, aunque eso signifique comprometer su propia dignidad.
Los dependientes emocionales aceptan el desprecio y el abuso como algo normal; tienden a sentirse atraídos por personas que parecen muy seguras de sí mismas, y que tienen una personalidad dominante. Desgraciadamente, los dependientes emocionales no conocen el amor genuino entre dos personas que se respetan e intercambian afecto; les cuesta tomar las riendas de su propia vida y esperan ser «encontrados» algún día por esa persona especial que les haga felices y acabe con su soledad y angustia existencial.
Algunos comportamientos son claros indicadores de relaciones insanas, y pueden derivar gradualmente en una peligrosa dependencia, como la posesión, la manipulación, la falta de respeto, los celos, la inseguridad y el abuso. Estos son síntomas de un miedo a no ser amados y aceptados tal y como somos. Por eso las personas caen en situaciones de dominación y sumisión: tratan de asegurar una aparente estabilidad con un falso afecto y atención que puede transformarse en una dependencia, en una «droga».»
El secreto es construir una relación de pareja desarrollando la mejor parte de nosotros mismos y eligiendo a personas que sean compatibles, y que también busquen sacar lo mejor de sí mismas en el respeto, la estima sincera, la atención, la comprensión, la aceptación y el afecto verdadero.
El ambiente adecuado es el que favorece el amor de entrega, la apertura y el respeto a la otra persona.
Saber amarnos y estimarnos a nosotros mismos es una base saludable para poder amar y estimar al otro, e iniciar la búsqueda de una pareja sana y amorosa.
Algunos síntomas de dependencia emocional
- Necesidad constante y obsesiva de estar cerca de otras personas
- Inseguridad constante sobre el futuro
- Sentimiento de no ser lo suficientemente bueno para estar con la otra persona
- Miedo obsesivo a perder el amor
- Sentimiento constante de culpa si no prestan total atención a su pareja
- Aceptación del sufrimiento psicológico y físico, por miedo a perder la relación
- Sentimiento constante y dominante de ansiedad
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Este artículo fue publicado originalmente en la edición española de Aleteia y ha sido traducido y/o adaptado aquí para los lectores de habla inglesa.