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«Anoche estaba cenando con un amigo, y sólo con estar allí con él era como si nada de esto existiera», dijo Eden Sassoon, señalando emocionado el espacio que la rodeaba. «Tardé un momento en decir: ‘oh, claro, esto es parte de mi vida'». Desde que se unió al elenco de Real Housewives of Beverly Hills de Bravo para la séptima temporada del programa, la heredera del imperio de belleza Sassoon, de 43 años, ha causado sensación entre sus compañeras de reparto. Aunque a la hora de la verdad, el programa -conocido por sus giros dramáticos- palidece en comparación con la realidad.
«Mi vida no ha cambiado», explicó. «Si acaso es más de lo que hago normalmente. Estoy acostumbrada al negocio de la belleza, mis hijos siguen en el colegio y ya he pasado por estas situaciones.» Sassoon cuenta este año con su cuarto año de sobriedad, y la hazaña de este hito no pasa desapercibida para las personas que componen su nuevo círculo de «amigos». La línea argumental de Sassoon en el programa se centra en su sobriedad y en los consejos que ofrece a quienes se enfrentan a problemas similares, dos cosas que ha llevado con orgullo en su manga mucho antes de saltar a la palestra.
Aunque si tuviera que elegir una cosa, es que la fama -incluso la que se obtiene de un programa de telerrealidad- requiere acostumbrarse. «Tienes que acostumbrarte a que la gente se te eche encima, constantemente», explicó. «Hay un odioso por cada vez que recibo un ‘eres tan inspiradora; tu historia me recuerda a mí o a mi madre'». La madre de dos hijos sabía que fichar por el programa le exigiría aspectos más profundos de su vida personal, como la relación recientemente reparada con su madre. Pero teniendo en cuenta el hecho de que normalmente es un libro abierto -uno que está abierto de par en par y lleno de coraje, luz y amor- eso, de nuevo, no estaba demasiado lejos de su vida real en absoluto. «Simplemente hay más gente que llega a conocer más de ti», explicó. «Lo más importante de mi vida es mi corazón, así que doy mucho de él».
Como la mayoría de las amas de casa acaban descubriendo, una plataforma más amplia también es buena para el negocio. Además de seguir los pasos de su padre, Vidal Sassoon, abriendo su salón de belleza homónimo en West Hollywood, Sassoon dirige la organización sin ánimo de lucro Beauty Gives Back, en un esfuerzo por concienciar sobre la crisis mundial del agua, y también ha creado dos estudios de pilates. Los estudios van a poner en marcha sus propios programas de formación de instructores, y los espectadores ya han empezado a pedir cita en el salón con la esperanza de encontrarse con Sassoon.
Al final del día, Eden Sassoon espera contagiar su energía positiva, que es lo que se lleva incluso al pasar un rato con ella. Si la gente que la ve se siente inspirada a vivir su vida al máximo, a dejar de ser «sonámbula», como ella lo llama, entonces ha hecho su trabajo. Y al final de la temporada, si todo lo que las cámaras consiguen captar son sus miradas, o como ella las llama, sus «caras pensantes», también está bien. Porque, como dice ella, «pienso. No me quedo ahí sentada».
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