El linfedema es un efecto secundario común que puede afectar a un superviviente de cáncer meses o incluso años después de tratamientos como la cirugía o la radioterapia. Como parte del sistema circulatorio, los órganos linfáticos desempeñan muchas funciones en el organismo, entre ellas el equilibrio de líquidos y la inmunidad.

El líquido linfático es un fluido rico en lípidos y proteínas que se encuentra dentro del sistema linfático y que contiene glóbulos blancos y ayuda a eliminar los desechos. Cuando los ganglios linfáticos no filtran y drenan adecuadamente el líquido linfático, éste se acumula y provoca retención de líquidos e hinchazón anormal alrededor de las extremidades. El linfedema también puede afectar a otras partes del cuerpo como la cara, el cuello y el abdomen.

Algunos de los signos y síntomas típicos del linfedema incluyen una sensación de opresión o pesadez en los brazos o las piernas, un rango de movimiento limitado por la hinchazón de las extremidades, dolor o malestar y endurecimiento de la piel.

No existe una terapia nutricional médica específica para curar el linfedema, pero aquí hay algunos consejos para ayudar a controlar los síntomas y, posiblemente, prevenir la aparición del linfedema.

  1. Mantenga un peso saludable. Existe una relación entre un índice de masa corporal (IMC) elevado, u obesidad, y un mayor riesgo de linfedema. Cuanto más tejido adiposo o grasa se tenga, más luchará el sistema linfático por pasar el líquido. El exceso de grasa también favorece la inflamación. Para controlar el peso con éxito, equilibre las comidas con alimentos bajos en grasa y ricos en nutrientes. Incluya proteínas magras, cereales integrales, frutas, verduras y lácteos en las comidas y tentempiés diarios. Es importante no seguir dietas de moda que restrinjan algún grupo de alimentos. Comer alimentos de cada grupo alimentario garantiza que el cuerpo reciba todos los nutrientes vitales para la supervivencia. Controle la ingesta calórica diaria. Las aplicaciones telefónicas como MyFitnessPal y Lose It! facilitan el seguimiento del consumo de alimentos. Cada persona tiene sus propias circunstancias, así que lo mejor sería consultar a un dietista para que le oriente.
  2. Ejercicio. Los ejercicios que promueven el movimiento de las articulaciones, los estiramientos y el entrenamiento de fuerza ayudarán a la circulación y a mejorar la actividad de los vasos linfáticos. Consulte a un especialista médico, como un fisioterapeuta o un terapeuta certificado en linfedema, para ejecutar con seguridad cualquier programa de ejercicios.
  3. Evite los diuréticos («píldoras de agua»), el alcohol y la cafeína. Mientras que los medicamentos diuréticos suelen funcionar bien con la retención de líquidos asociada a la insuficiencia venosa (como en el caso de afecciones como la insuficiencia cardíaca congestiva), no funcionan bien con el linfedema asociado al exceso de líquido linfático. El alcohol y la cafeína también podrían funcionar como diuréticos. Ambos podrían dilatar el tejido linfático y causar más hinchazón, y como resultado, exacerbar el linfedema.
  4. No adopte una dieta baja en proteínas. Las proteínas consumidas no tienen ninguna relación con las proteínas del líquido linfático. Las dietas bajas en proteínas pueden ser en realidad perjudiciales, ya que las proteínas contienen aminoácidos esenciales que el cuerpo requiere. Una ingesta insuficiente de proteínas podría provocar desnutrición y desgaste muscular. Cada comida debe incluir al menos tres onzas de proteínas magras, como huevos, pescado, pollo, pavo y carne de vacuno magra.
  5. Reduzca el consumo de sal. La sal favorece la retención de líquidos. No existen directrices oficiales para evitar la sal en caso de linfedema; sin embargo, las personas sensibles a la sal podrían exacerbar sus síntomas si consumen alimentos ricos en sodio. Las recomendaciones actuales sobre la ingesta de sal son de menos de 2.300 mg para las personas sanas y de menos de 1.500 mg para las personas con enfermedades cardíacas, diabetes y enfermedades renales.

Además de una buena nutrición y ejercicio, existen muchas otras estrategias como la terapia de compresión, la terapia de masaje y el cuidado adecuado de la piel que pueden ayudar en el tratamiento del linfedema. Hable primero con su médico si desea explorar estas opciones.

Simone Gampel, RD, CDE, es una dietista registrada en el Summit Medical Group en Berkeley Heights, NJ. Ha trabajado en la práctica privada, en la atención domiciliaria y en grandes hospitales universitarios. Actualmente trabaja con pacientes diabéticos, bariátricos, gástricos y de oncología quirúrgica.

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