Tras la muerte de Yuri Andropov cuatro días antes, Konstantin Chernenko asume el cargo de secretario general del Partido Comunista Soviético, el puesto de mando en la Unión Soviética. Chernenko era el último de los comunistas rusos de la «línea dura» antes de la llegada al poder del reformista Mijaíl Gorbachov en 1985.
Antes de convertirse en secretario general, Chernenko era poco conocido fuera de la Unión Soviética. Nacido en 1911, comenzó a participar activamente en las organizaciones comunistas de Rusia a finales de la década de 1920. En 1931, se unió formalmente al Partido Comunista Soviético. Se convirtió en una especie de experto en el área de la propaganda y ocupó varios puestos de bajo nivel en el gobierno durante la década de 1940. Su suerte cambió drásticamente tras conocer a Leonid Brezhnev en la década de 1950. Brezhnev tomó a Chernenko bajo su tutela y, a medida que Brezhnev ascendía en la jerarquía del partido durante las décadas de 1950 y 1960, Chernenko ascendía a niveles superiores en la burocracia soviética. Brezhnev se convirtió en secretario general en 1964 y ocupó el cargo hasta su muerte en 1982. Chernenko parecía la opción natural para suceder a su antiguo mentor, pero los reformistas del gobierno soviético se decantaron por Andropov. Cuando Andropov enfermó y murió apenas 15 meses después, los partidarios de Chernenko se impusieron a los reformistas y éste asumió el cargo de secretario general.
El breve gobierno de Chernenko se caracterizó por un retorno a las políticas de línea dura de Brezhnev. Dejó de apoyar las pocas reformas económicas y políticas instituidas por Andropov. La política exterior rusa adoptó un tono más duro, y los soviéticos se desquitaron del boicot estadounidense a los Juegos Olímpicos de 1980 celebrados en Moscú negándose a asistir a los juegos de verano de 1984 en Los Ángeles. Sin embargo, el deterioro de su salud durante los últimos meses de su mandato impidió que Chernenko causara una gran impresión tanto a nivel nacional como internacional. Cuando murió el 10 de marzo de 1985, Mijaíl Gorbachov asumió el poder y comenzó su programa de drásticas reformas económicas y sus esfuerzos por mejorar las relaciones con Estados Unidos, que condujeron a la eventual disolución de la Unión Soviética en 1991.
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