Células mesoteliales
Las células mesoteliales pleurales forman una monocapa similar a un pavimento con un diámetro celular individual que oscila entre 6 μm y 12 μm (Light, 2007). Aunque las células mesoteliales pleurales son de origen mesenquimal, presentan algunas características que son típicas de las células epiteliales. Entre ellas se encuentran la forma celular poligonal, la expresión de microvellosidades en la superficie, las citoqueratinas epiteliales y las uniones estrechas (Andrews y Porter, 1973; Mutsaers, 2002). Durante la embriogénesis, las células mesoteliales se someten a la transición mesenquimal-epitelial (MET) y a su proceso inverso, la transición epitelial-mesenquimal (EMT) para alternar entre los fenotipos epitelial (bipolar) y mesotelial (multipolar) y dar lugar al endotelio, los músculos lisos vasculares y algunos otros tejidos (Batra y Antony, 2015). Tal vez, algunas células mesoteliales en los adultos también puedan expresar características pluripotentes. Esto se refiere a algunos datos sobre una población de células mesoteliales similares a las progenitoras que muestran la capacidad de diferenciarse en diferentes fenotipos celulares (Herrick y Mutsaers, 2004). Se ha demostrado que las células mesoteliales pueden cambiar al fenotipo de miofibroblas en respuesta a la estimulación del factor de crecimiento transformante β (TGF-β1) y del PDGF in vitro (Yang et al., 2003).
Las células mesoteliales sintetizan activamente fosfolípidos saturados e insaturados que son componentes típicos del surfactante que recubre los alvéolos. Los fosfolípidos insaturados parecen ser especialmente importantes para la cavidad pleural debido a su capacidad específica de reducir en gran medida el coeficiente de fricción entre las superficies de deslizamiento (Mills et al., 2006; Negrini y Moriondo, 2013). Las células mesoteliales también son una fuente de hialuronano, un glicosaminoglicano de gran peso molecular. Como su viscosidad está inversamente relacionada con la tasa de cizallamiento o el gradiente de velocidad, se ha postulado que el hialuronano, junto con los fosfolípidos similares al grafeno, puede desempeñar un papel importante en la lubricación de la superficie pleural (Negrini y Moriondo, 2013; Negrini, 2014).
Las células mesoteliales muestran una baja tasa de división en reposo, con sólo < el 0,5% de las células sometidas a mitosis al mismo tiempo (Negrini, 2014). Por otra parte, la capa mesotelial es muy frágil y la tasa de proliferación celular puede aumentar significativamente después de una lesión mesotelial o la exposición a agentes inflamatorios. Esto sugiere un papel de las células mesoteliales en la curación de heridas, la fibrosis serosa y la formación de adherencias (Negrini y Moriondo, 2013). Un estudio en animales realizado por Mutsaers et al. (2000) demostró que el mesotelio se regenera a partir de la población celular normal local. También podría haber un papel reparador para las células mesoteliales flotantes del líquido pleural (Mutsaers, 2004; Kienzle et al., 2018).
En contraste con otras células epiteliales, las células mesoteliales suelen expresar citoqueratina, vimentina y componentes de la matriz extracelular, incluyendo elastina, fibronectina, glicoproteínas, proteoglicanos y colágeno tipo I, II y IV (Light y Gary Lee, 2003). Así, se ha sugerido que podrían ser un actor activo en la patogénesis de las enfermedades pleurales fibróticas. Gilmer et al. (2017) demostraron que las células mesoteliales producen autoanticuerpos que regulan la transcripción y el depósito de colágeno de tipo I. La elastina producida por las células mesoteliales pleurales es un componente clave del tejido conectivo responsable de su retroceso elástico (Mecham, 2018).
Numerosos datos señalan un papel complejo y pleiotrópico de las células mesoteliales en el proceso inflamatorio. Estas células secretan una variedad de mediadores que desempeñan un papel crucial en diferentes vías de inflamación, incluyendo: quimiocinas, como la interleucina 8 (IL-8) y la proteína quimioatrayente de monocitos (MCP-1), factores de crecimiento -factor de crecimiento endotelial vascular (VEGF), factor de crecimiento derivado de las plaquetas (PDGF), factor de crecimiento de fibroblastos básico (bFGF) y TGF-β (Schwarz y Star, 2012). Las células mesoteliales son capaces de fagocitar. Este proceso induce la producción de radicales reactivos de oxígeno y nitrógeno que contribuyen a la reacción inflamatoria local (Kamp et al., 1992). También se ha demostrado que las células mesoteliales pueden producir grandes cantidades de radicales de nitrógeno en respuesta a la estimulación por citoquinas y lipopolisacáridos (LPS) (Owens y Grisham, 1993).
Una característica importante de las células mesoteliales es su capacidad de fagocitar no sólo microbios sino también partículas minerales, en particular, el amianto. La fagocitosis de las fibras de amianto inicia una cadena de reacciones nocivas que conducen al daño del ADN, al acortamiento de los telómeros, a la posterior inestabilidad genética y a la cancerogénesis (Sekido, 2013; Aida et al., 2018). Tal vez, el mal funcionamiento de las células mesoteliales también desempeña un papel relevante en la invasión metastásica de la pleura. Sigue sin estar claro cómo las células cancerosas atraviesan la pleura hacia el espacio pleural. En un estudio único, Sriram et al. (2002) demostraron que las células cancerosas de ovario se adhieren a la monocapa mesotelial de forma dependiente del tiempo e inducen una disfunción de la barrera celular mesotelial pleural. En cuanto al tratamiento local del derrame pleural maligno, una función preservada del mesotelio es crucial para una pleurodesis eficaz. El estrecho contacto entre el agente esclerosante y un posible gran número de células mesoteliales intactas parece ser un requisito previo para el desarrollo de una respuesta inflamatoria y profibrótica local vívida que es un determinante clave del éxito de la pleurodesis (Aelony et al., 2006).