El árbol de la moringa es originario del sur de las montañas del Himalaya en el norte de la India y se cultiva en todo el mundo. Se utiliza ampliamente como alimento y medicina.
Casi todas las partes del árbol de la moringa son comestibles. Es rica en antioxidantes y otros nutrientes que suelen faltar en las dietas de las personas que viven en países subdesarrollados.
Cuando se secan, sus hojas se pueden moler hasta obtener un polvo fino que se conserva muchos meses sin refrigeración.
Durante miles de años, los antiguos egipcios, griegos y romanos cultivaron árboles de moringa. Además de calcio, hierro y potasio, las hojas de moringa contienen varias vitaminas importantes:
- Vitamina A, que ayuda a mantener una visión saludable, la inmunidad y el crecimiento del feto
- Vitamina C, que protege al cuerpo de los contaminantes y las toxinas
- Vitamina E, que actúa como antioxidante
El polvo de moringa puede utilizarse como antiséptico para esterilizar superficies contaminadas. Es eficaz contra una amplia gama de bacterias y hongos, incluidos los que causan úlceras gástricas y cáncer gástrico.
El polvo de moringa también se utiliza para tratar otras enfermedades, desde la malaria y la fiebre tifoidea hasta la hipertensión y la diabetes. Se cree que su amplia variedad de compuestos es la responsable de sus efectos beneficiosos.
El polvo de moringa se utiliza como medicamento de múltiples maneras. Puede ayudar a prevenir y tratar enfermedades crónicas como las inflamatorias, la diabetes y el cáncer. Los beneficios del polvo de moringa provienen de sus numerosos compuestos de origen vegetal.
La hiperglucemia es una señal de alerta temprana de la diabetes, mientras que la hiperglucemia es un factor de riesgo para las enfermedades del corazón. Según los datos científicos, el polvo de moringa tiene potencial curativo para ambas dolencias.