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Intención: La intención de esta pieza es contar la historia de Douglass de cómo llegó a aprender a leer y escribir. La pieza cuenta los problemas y las repercusiones que la lectura y la escritura otorgaron a Douglass.

Estilo: El ensayo de Douglass tiene un estilo simplista. Sus frases son muy directas y van al grano; no es difícil descifrar lo que intenta decir. Por ejemplo, comienza su ensayo con: «Viví en la familia de Master Hugh unos siete años. Durante este tiempo, logré aprender a leer y escribir» (260). Son frases bastante cortas, cada una de las cuales va directamente al grano. Douglass no incluye imágenes ni descripciones exageradas, pero sí lo suficiente para que el lector pueda imaginarse lo que estaba experimentando. Describe a su ama como «piadosa, cálida y de corazón tierno» (260). Esta descripción está en consonancia con su estilo directo y sencillo, pero ofrece suficiente información para que el lector pueda imaginarse qué tipo de mujer era esta señora. Douglass utiliza una dicción elevada a lo largo de su ensayo, lo que me sorprendió, teniendo en cuenta que era un antiguo esclavo. Utiliza palabras como «piadoso», «descontento», «traicionero» y «así». Estas palabras ayudan a mostrar lo educado que era realmente Douglass. Me gustó mucho el estilo de este ensayo; era sencillo y fácil de entender, pero también mostraba que Douglass era un hombre educado.

Cita: «En los momentos de agonía, envidiaba a mis compañeros esclavos por su estupidez» (262). Esta cita me sorprendió. Siempre imaginé que todos los esclavos querían saber leer y escribir, y no pensé que esto pudiera ser algo negativo. Esta cita me hizo pensar de forma diferente sobre los esclavos y las emociones que debían sentir. Douglass utiliza palabras poderosas en esta cita, como «agonía» y «envidia». El hecho de que envidie a los otros esclavos por su falta de conocimiento es extremadamente poderoso; la gente debería esforzarse por el conocimiento, no por la estupidez. Expresa claramente el dolor y la carga que le ha supuesto la alfabetización. Aprendí que la alfabetización permitía a los esclavos ver su «miserable condición, sin el remedio» (262). La alfabetización reveló a Douglass lo horrible que era su condición. El conocimiento es poder y, en este caso, causó un inmenso dolor a Douglass. El pathos también está presente en esta cita. Sus poderosas palabras revelan su dolor y hacen que el lector se compadezca de él. Esta cita apoya la intención de la obra; revela los problemas y las cargas que la lectura y la escritura suponían para Douglass.

Arreglo: Este ensayo se cuenta a través de una serie de historias sobre la vida de Douglass. Va en orden cronológico; la historia comienza con él teniendo el deseo de leer, y termina con él aprendiendo a escribir. Douglass lleva a su audiencia a través de los eventos que lo ayudaron a aprender a leer y escribir. Empezó mirando el periódico de su amo, luego se hizo amigo de los chicos blancos y aprendió de ellos, después empezó a leer libros y finalmente encontró la manera de aprender a escribir. Douglass menciona al final de su ensayo que se reunía con muchachos que sabía que sabían escribir y hacía concursos de escritura con ellos. También copiaba lo que su maestro había escrito, y dice a su audiencia: «Así, después de un largo y tedioso esfuerzo durante años, finalmente logré aprender a escribir» (264). Los conocimientos de Douglass progresan a lo largo del tiempo, y a medida que se vuelve más instruido, el público lo ve más preocupado por su situación actual. Al escribir este ensayo en forma de relato, Douglass conecta eficazmente al lector con su vida y lo lleva al viaje que él estaba experimentando.

-Vanessa Petranek

Douglass hace uso de una paradoja cuando habla de lo que le proporcionó aprender a leer y escribir. Lo llama una bendición y una maldición. Dice que aprender a leer y escribir fue una bendición porque pudo aprender sobre el mundo que lo rodeaba y lo que realmente significaba ser un esclavo. Pudo aprender más sobre el movimiento abolicionista y si había algún progreso hacia la liberación de los esclavos. En su ensayo, Douglass dice: «La lectura de estos documentos me permitió expresar mis pensamientos y conocer los argumentos presentados para sostener la esclavitud…» (262). En el mismo párrafo, Douglass revela al lector cómo la lectura fue también una maldición para él. Se dio cuenta de lo verdaderamente impotente que era y de que, al final, seguía siendo sólo un esclavo. La capacidad de leer no cambiaba el hecho de que seguía destinado a ser un esclavo de por vida. Para explicar la ira que sentía Douglass dice: «…a veces sentía que aprender a leer había sido una maldición más que una bendición. Me había dado una visión de mis miserables condiciones, sin el remedio». (Douglass 262). La lectura le permitió ver los problemas que ocurrían en el mundo, pero no le dio la capacidad de hacer algo al respecto.

Douglass comienza este ensayo con una anécdota sobre la familia a la que servía cuando era un niño. La anécdota continúa hablando de cómo su ama empezó a enseñarle a leer. Esta anécdota tiene mucha fuerza porque nos muestra el primer encuentro de Douglass con un libro. Es el inicio de su viaje para aprender a leer y escribir. A lo largo del resto del ensayo, Douglass cuenta historias de su infancia. Una de ellas es cómo engañaba a los niños blancos para que le enseñaran a escribir. Douglass les apostaba que podía escribir tan bien como ellos. Entonces aprendía a escribir las diferentes letras imitando a los niños. Todas estas pequeñas historias fortalecen su ensayo y hacen que el público se sienta conectado con él.

Douglass tiene ethos porque es uno de los abolicionistas negros más conocidos. Es conocido por su trabajo con los abolicionistas y por todos sus diferentes escritos. Tiene varias otras obras famosas, una de las cuales es «¿Qué es para el esclavo el 4 de julio?». También tiene ethos porque fue esclavo durante muchos años, por lo que los prejuicios que experimentó fueron de primera mano. Todos sus escritos son relatos de primera mano de lo que experimentó como esclavo, lo que le da una inmensa credibilidad.

-Megan Ross

Douglass abre su ensayo describiendo a su ama, que solía enseñarle a leer y escribir, pero luego «no sólo dejó de instruir, sino que se opuso a ser instruida por cualquier otra persona» (260). Douglass escribe: «Sin embargo, se debe decir de mi ama que no adoptó este curso de tratamiento inmediatamente. Al principio carecía de la depravación indispensable para encerrarme en la oscuridad mental. Por lo menos era necesario que tuviera algún entrenamiento en el ejercicio del poder irresponsable, para que estuviera a la altura de la tarea de tratarme como si fuera un bruto» (260). Con esto, Douglass contrasta su aprendizaje de la lectura y la escritura con el «aprendizaje» de ella para tratarlo como un esclavo: antes, ella lo había tratado como «suponía que un ser humano debía tratar a otro» (260), pero bajo la influencia de su marido y después de ganar experiencia como esclava, se volvió cruel con Douglass. Douglass hace hincapié en su punto de vista con las fuertes palabras que utiliza, como «depravación», «oscuridad mental», «poder irresponsable» y «bruto».

Entre anécdota y anécdota, Douglass escribe: «Ahora tenía unos doce años, y la idea de ser un esclavo de por vida comenzó a pesar en mi corazón» (261) En este punto, el ensayo cambia de tono para describir la carga de la alfabetización de Douglass. Esta frase en particular es importante porque es aterradora. Nos enteramos de la vida adulta de los esclavos pero olvidamos que fueron niños, y este conocimiento de que la vida de uno realmente no tiene perspectivas es suficiente para destruir la infancia de uno.

Douglass describe cómo su esperanza de libertad lo agobiaba: «La libertad apareció ahora, para no desaparecer más para siempre. Se oía en cada sonido y se veía en cada cosa. Estaba siempre presente para atormentarme con la sensación de mi miserable condición. No veía nada sin verlo, no oía nada sin oírlo, y no sentía nada sin sentirlo. Miraba desde cada estrella, sonreía en cada calma, respiraba en cada viento y se movía en cada tormenta» (263). Esta cita es hermosa pero melancólica. Describe la firmeza de la esperanza de Douglass, que es positiva, pero también negativa porque su persistencia le resulta tortuosa, ya que es una esperanza que siente que nunca podrá alcanzar. El uso repetido del paralelismo por parte de Douglass en esta cita dramatiza y enfatiza su punto.

-Sophia Dahlquist

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