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Un espasmo cervical, también conocido como calambre, consiste en que el músculo se contrae fuertemente sin volver a relajarse. Un espasmo del cuello también puede sentirse como una contracción muscular en la que el músculo se contrae rápidamente y se relaja una y otra vez.

Aunque los mecanismos exactos de cómo se desarrollan los espasmos del cuello no se comprenden bien, se cree comúnmente que son causados por el músculo que trata de protegerse a sí mismo o que recibe señales motoras alteradas.

Por ejemplo, un músculo lesionado puede contraerse para evitar un mayor desgarro. De este modo, el músculo se protege a sí mismo de nuevas lesiones debidas a la tensión o al uso excesivo.

Las afecciones espinales subyacentes que pueden contribuir a los espasmos del cuello incluyen la hernia discal, la osteoartritis y cualquier otra afección que cause inflamación, inestabilidad espinal o disfunción mecánica.

Un músculo también puede recibir señales motoras alteradas debido a una anomalía en las vías nerviosas o en el cerebro. Algunos ejemplos potenciales son el estrés, la ansiedad, la neuropatía periférica1 o la distonía cervical2.

Los síntomas comunes pueden implicar:

  • Dolor de cuello constante o punzante
  • Cuello rígido o rango de movimiento reducido
  • Dolor referido a la cabeza o al hombro

La mayoría de los espasmos de cuello desaparecen en unos minutos u horas. Para los espasmos del cuello que persisten o se repiten, acuda a un profesional sanitario cualificado para obtener un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento.

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